La Biblia desde el siglo XXI

Matizando la mentira y el engaño.

28.01.2010 00:00

Cuando solo distinguía entre verdad y mentira me abrumaba la "pluralidad de realidades" que transmitían los diferentes medios de comunicación e influencia social. Desde que tomé conciencia de la gran diversidad de triquiñuelas disponibles para el engaño procuro que no manipulen mi voluntad ni condicionen mis decisiones.


En el artículo sobre el “Derecho a la verdad” hay un apartado titulado “¿Qué abunda en nuestros medios de comunicación: verdad, mentira, engaño, ficción,…?” Cuando escribía aquellos párrafos pensaba en los medios de comunicación, pero ha sido la anécdota en un centro comercial la que me ha animado a sacar este tema de la lista de los “pendientes”.

Hace años prefiero la radio para informarme. Solo atiendo a las noticias y a las tertulias; y de estas últimas, las políticas y algunas pocas que suelen tratar cuestiones que “rondan” la filosofía.

Dado que no soy “feligrés” de una solo emisora, la alternancia entre unas y otras terminó provocándome un curioso “síndrome”. Era tal la disparidad de tratamiento de los mismos temas que durante un tiempo mi interés no se centró en las noticias o los temas en sí, sino en la forma en que eran tratados. Unas veces disfrutaba descubriendo las técnicas de conducción de la atención y de la opinión que utilizaban, y otras me indignaba por lo sutil, sibilinas y eficaces que resultaban.

Claro, en un principio mi mente sólo clasificaba en dos categorías: mentira y verdad. Pensaba que si no mentían, me contaban la verdad. ¡Pero había tantas verdades como emisoras! ¡Qué inocente era en aquellos tiempos! 

¿Es lo mismo mentir que engañar?

Mi primer "gran despertar" se produjo cuando cuestioné la posibilidad de “mentir sin contar mentiras”. Esta inquietud me condujo a buscar en diccionarios.

La definición de la RAE no me aclaró mucho, pues define mentira como “Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa”. En el fondo no aportaba nada a la idea intuitiva que ya tenía. El problema era que en las más de las veces no conseguía coger a las emisoras en mentira. ¿Cómo iba yo a saber lo que los locutores sabían, creían o pensaban?

Busqué entonces la definición de engaño: “Falta de verdad en lo que se dice, hace, cree, piensa o discurre”. Más de lo mismo. Y las diferentes acepciones de cada término tampoco aclaraban mucho más.

En cambio, las definiciones del verbo engañar sí me parecieron interesantes.

Por un lado, la primera acepción, “Dar a la mentira apariencia de verdad”, me sugería la idea de que engañar era algo diferente a mentir; que era algo así como una forma de “procesar” la mentira para hacerla aparecer como “verdad” . Y por otro me clarificaba mucho sobre el término “mentira”, pues claramente lo contraponía al de “verdad”.

Y lo mejor de todo: estas deducciones se veía confirmadas por la segunda acepción del verbo “engañar”: “Inducir a alguien a tener por cierto lo que no lo es, valiéndose de palabras o de obras aparentes y fingidas”.

Además, esta importante diferencia de matiz también la pude confirmar en los usos que se da a esas palabras en el Nuevo Testamento. El término “mentira” habitualmente está utilizado en contraposición al de “verdad” [Nota 1]. En cambio, el término “engaño” se utiliza en el sentido de circunstancias o personas que provocan confusión, error o injusticia [Nota 2].

Llegué a la conclusión de que el engaño es cualquier procedimiento utilizado con el objetivo de conseguir que en la mente de la “victimas” se forme una idea diferente de lo que en realidad son:

  • los hechos objetivos, ...
  • las intenciones de los engañadores o ...
  • las conductas adecuadas para los intereses de las “victimas del engaño”.

Respecto a la mentira concluí que no es más que una forma particular de engaño. Probablemente la más tosca de todas.

Dice el refrán: “antes se coge al mentiroso que al cojo”. Y es cierto en el sentido de que el que usa la mentira para engañar corre un alto riesgo de ser descubierto (y denunciado), pues como hemos visto, la mentira es afirmación contraria a la verdad, y por lo tanto, evidenciable. En cambio, el experto engañador utiliza artimañas indirectas para conseguir el mismo objetivo, pero sin dejar evidencia claras que pongan al descubierto sus verdaderas intenciones. Ciertamente se precisa más inteligencia para el sutil engaño que para la burda mentira.

¿Qué decir sobre esas otras artimañas distintas a la mentira de las que se valen los "engañadores" para conseguir desviar la atención de sus "victimas" de la "verdad" que realmente les atañe? Pues que son muchas, pero no pretendo listarlas en este artículo; el inventario sería demasiado largo. Pero sugiero el ejercicio de tratar de descubrirlas en los noticiarios, los titulares, las tertulias, los folletos, etc. Les aseguro que es un ejercicio muy interesante.

Bueno, ¿y qué?

Es muy probable que llegado a este punto pienses que de poco sirve tanta sutileza para distinguir entre estos dos conceptos. ¿Qué más da si me mienten o me engañan? ¡Al fin y al cabo, termino siendo perjudicado!

Yo, por el contrario, opino que sí es conveniente estar en guardia frente a tanta apariencia de justicia, corrección o inocencia; cuando en realidad lo que subyacen son artimañas para conducirnos hacia determinados propósitos que en el fondo no son los nuestros.

Últimamente está muy de moda hablar del fin de los tiempos: dos mil doce, las profecías de los aztecas, las de la Biblia, las de Notredamus,… Hay filón suficiente para todos: cine, libros, artículos de revistas, de Internet, etc. Opino que es asunto de poco interés, pero si algo hay de cierto, es que la sociedad actual cumple a la perfección con una de las características propias de los “postreros días”: el engaño generalizado. Dice Pablo en 2ª Timoteo 3:1,2 y 13: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, … mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados”.

Hoy como nunca en la historia se dispone y se usan tecnologías y técnicas específicas para confundir las voluntades. Y no por capricho, sino para dirigirlas hacia decisiones que muy probablemente difieren de las que esas mismas voluntades habrían tomado de haber elegido libremente, conociendo la verdad que les atañe (véase el artículo “¡La verdad os hará libres!... ¿Derecho a la verdad?”)

Si somos conscientes de que la mentira burda y directa es solo el recurso de los menos inteligentes, tomemos precauciones hacia los poderosos. Son estos los que, precisamente por su capacidad económica o por su poder de influencia socio política, son capaces de utilizar brillantes inteligencias para que les diseñen sus “campañas de confusión” con las cuales intentan dirigir nuestras voluntades.

Lo que está en nuestra mano es poco, pero no seamos ingenuos. Ya que raramente nos encontraremos con mentiras directas, al menos revisemos la información y cuestionemos la falta de ella cuando sea pertinente para los asuntos que nos incumben. Leamos al detalle los folletos publicitarios o de propaganda: en la letra bien legible se presenta el cebo, mientras que en la “letra ilegiblemente pequeña” se suele esconder el aguijón que más tarde dañará nuestro bolsillo, nuestro orgullo y quizás, sin percatarnos, nuestros derechos y libertades. Escuchemos con espíritu crítico los medios de comunicación y no seamos “borregos” de un mismo rebaño; si al menos contrastamos informaciones y opiniones de diversas fuentes, la probabilidad de que nos manejen será menor.

En resumen: No te dejes seducir por los que engañan sin mentir. Ya que es difícil que la verdad que nos afecta llegue por si sola de forma neta y clara, busquémosla consciente y deliberadamente. No nos movemos entre verdades o mentiras, sino entre “estratagemas de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error” (Efesios 4:14 aplicado a este contexto).

 

Si quieres continuar con la lectura de la anécdota que dió lugar a la publicación de este artículo, pincha aquí.


 

[Nota 1]

Utilización del término “mentira” en el Nuevo Testamente: contraposición al término “verdad”:

(Joh 8:44 RV60) Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la VERDAD, porque no hay VERDAD en él. Cuando habla MENTIRA, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de MENTIRA.

(Rom 1:25 RV60) ya que cambiaron la VERDAD de Dios por la MENTIRA, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.

(Rom 3:7 RV60) Pero si por mi MENTIRA la VERDAD de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador?

(Eph 4:25 RV60) Por lo cual, desechando la MENTIRA, hablad VERDAD cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.

(2Th 2:11,12 RV60) Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la MENTIRA, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la VERDAD, sino que se complacieron en la injusticia.

(1Jn 2:21 RV60) No os he escrito como si ignoraseis la VERDAD, sino porque la conocéis, y porque ninguna MENTIRA procede de la VERDAD.

(1Jn 2:27 RV60) Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es VERDADera, y no es MENTIRA, según ella os ha enseñado, permaneced en él.

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[Nota 2]

Utilización del término “engaño” en el Nuevo Testamente: “circunstancias o personas que provocan confusión, error o injusticia” (No se contrapone directamente al término “verdad”).

(Mat 13:22 RV60) El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el ENGAÑO de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.

(Mar 4:19 RV60) pero los afanes de este siglo, y el ENGAÑO de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.

(Mat 26:4 RV60) y tuvieron consejo para prender con ENGAÑO a Jesús, y matarle.

(Mar 7:22 RV60) los hurtos, las avaricias, las maldades, el ENGAÑO, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.

(Mar 14:1 RV60) Dos días después era la pascua, y la fiesta de los panes sin levadura; y buscaban los principales sacerdotes y los escribas cómo prenderle por ENGAÑO y matarle.

(Joh 1:47 RV60) Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay ENGAÑO.

(Act 13:10 RV60) dijo: ¡Oh, lleno de todo ENGAÑO y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor?

(2Co 12:16 RV60) Pero admitiendo esto, que yo no os he sido carga, sino que como soy astuto, os prendí por ENGAÑO,

(1Th 2:3 RV60) Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por ENGAÑO,

(2Th 2:10 RV60) y con todo ENGAÑO de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.

(Heb 3:13 RV60) antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el ENGAÑO del pecado.

(Jas 5:4 RV60) He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por ENGAÑO no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.

(1Pe 2:1 RV60) Desechando, pues, toda malicia, todo ENGAÑO, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,

(1Pe 2:22 RV60) el cual no hizo pecado, ni se halló ENGAÑO en su boca;

(1Pe 3:10 RV60) Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen ENGAÑO;

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