Siglo I.- Manifiestos contra la discriminación xenófoba, racista o de género.

Los problemas racistas y xenófobos desgraciadamente suelen abordar a los medios de comunicación con bastante frecuencia. Y por desgracia, las situaciones críticas son un buen caldo de cultivo para que afloren las fobias ocultas. ¡Qué mejor excusa para explicar el agravamiento de los problemas que la intromisión de “ese otro” que no es como “nosotros”!

Esta tendencia humana se ha manifestado desde que camina el hombre por la tierra. Lo que no ha sido habitual es la emergencia de movimientos sociales contrarios a la discriminación, ya sea racista, xenófoba o de género. En cambio, hay que reconocer que en nuestros días sí hay una clara conciencia contraria a cualquier forma de injusta discriminación por cuestiones de raza, cultura o sexo.

Pero si traigo a colación este tema es para destacar que en la Biblia ya encontramos manifiestos de indudable matiz anti-discriminatorio en el contexto de las primeras iglesias cristianas. Se trata de Pablo, del cual son los textos que transcribo a continuación:
 
Porque no hay diferencia entre judío y griego,  pues el mismo que es Señor de todos,  es rico para con todos los que le invocan;
(Romanos 10:12)

Ya no hay judío ni griego;  no hay esclavo ni libre;  no hay varón ni mujer;  porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
(Gálatas 3:28)

… donde no hay griego ni judío,  circuncisión ni incircuncisión,  bárbaro ni escita,  siervo ni libre,  sino que Cristo es el todo,  y en todos.
(Colosenses  3:11)

En estos textos veo una semilla ideológica (posiblemente la más antigua) que tras generaciones ha contribuido a la emergencia en nuestras sociedades de las convicciones anti discriminatorias que afortunadamente se manifiestan contra los brotes de racismo, xenofobia o discriminación de género.