Lo que un cántaro roto puede aportar a la historicidad bíblica.

Bueno, no solo el cántaro, sino también, y más importante: la inscripción que llevaba escrita. Porque de su contenido de puede dilucidar si la ciudad de Abel-beth-maachâ perteneció al reino de Israel, tal como se desprende de 2ª Samuel 20:14-15, 1ª Reyes 15:20 y 2ª Reyes 15:29.

Los restos de la ciudad fueron descubiertos hace tiempo (en el siglo XIX), en la frontera con el Líbano. Dada la ubicación y la semejanza entre el nombre biblico y el de una pequeña aldea situada poco más arriba, se concluyo que esos restos pertenecieron a Abel-beth-maachâ. Aclara Nava Panitz-Cohen, uno de los descubridores de las inscripciones: “Es un sitio muy grande y prominente, y antes de que comenzáramos nuestro proyecto hace ocho años nunca había sido excavado, posiblemente debido a su ubicación fronteriza”. El otro arqueólogo protagonista del descubrimiento es Naama Yahalom-Mack, ambos del Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea de Jerusalem.

La extensión del antiguo reino de Israel (que no el reino de Judá), hasta zonas tan al norte ha venido siendo cuestionada pon algunos expertos. Pero este descubrimiento ratifica esa extensión y da significado histórico a los pasajes bíblicos donde se menciona dicha ciudad:

Con toda claridad para dilucidad si la ciudad pertenecía a Israel se menciona en 1 Reyes 15:16-20: 

"Y hubo guerra entre Asa y Baasa rey de Israel, todo el tiempo de ambos.  Y subió Baasa rey de Israel contra Judá, y edificó a Rama, para no dejar salir ni entrar a ninguno de Asa, rey de Judá. Entonces tomando Asa toda la plata y oro que había quedado en los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa real, entrególos en las manos de sus siervos, y enviólos el rey Asa a Ben-adad, hijo de Tabrimón, hijo de Hezión, rey de Siria, el cual residía en Damasco, diciendo:  Alianza hay entre mí y ti, y entre mi padre y el tuyo: he aquí yo te envío un presente de plata y oro: ve, y rompe tu alianza con Baasa rey de Israel, para que me deje. Y Ben-adad consintió con el rey Asa, y envió los príncipes de los ejércitos que tenía contra las ciudades de Israel, é hirió á Ahión, y a Dan, y a Abel-beth-maachâ, y a toda Cinneroth, con toda la tierra de Nephtalí".

Según el texto, al rey de Judá, Asa, le preocupaba la estrategia de Baasa, rey de Israel. Baasa pretendía fortificar Rama, pocos kilómetros más arriba de Jerusalen, con lo cual cercaba a Asa. Así que Asa pensó que lo mejor seria entretener a Baasa con otros conflictos más en su propio territorio, lo cual restaría fuerzas y atención de Baasa sobre los territorios del reino de Judá. Por eso envió Asa costosos regalos al sirio Benadad, para que rompiera su alianza con Baasa y le asediase en sus propias ciudades.  Y según menciona el texto bíblico, entre las ciudades que “hirió” Benadad para distraer la atención de Baasa sobre Judá está Abel-beth-maachâ, lo cual es un indicativo claro de que esa ciudad pertenecía en esa época al reino de Israel, regido por Baasa.

Tambié se menciona Abel Bet-Maacah en 2ª Reyes 15:29.- “En los días de Peka rey de Israel, vino Tiglat-pileser rey de los asirios, y tomó a Ijón, Abel-beth-maachâ, Janoa, Cedes, Hazor, Galaad, Galilea, y toda la tierra de Neftalí; y los llevó cautivos a Asiria”. Nuevamente vemos mencionada Abel-beth-maachâ como ciudad perteneciente al reino de Israel.

Y en 2ª Samuel 20:14,15.- "... Y él pasó por todas las tribus de Israel hasta Abel-beth-maachâ y todo Barim; y se juntaron, y lo siguieron también. Y vinieron y lo sitiaron en Abel-beth-maachâ, y pusieron baluarte contra la ciudad, y quedó sitiada; y todo el pueblo que estaba con Joab trabajaba por derribar la muralla".

Está claro según la Biblia que Abel-beth-maachâ pertenecío al reino de Israel, pero para la los arqueólogos, hasta ahora, lo único que tenían claro era que los restos encontrados pertenecieron a esa ciudad. El que hubiese pertenecido a Israel no era evidente a juzgar por los objetos encontrados: diversas figuras, sellos y jarras. Por otra parte, se encontraba en una zona con diversas influencias políticas. Comentaba Panitz-Cohen: “La pregunta que los arqueólogos se hacen es a quién pagaron sus impuestos”.

Pues bien, lo que aporta en nuevo descubrimiento es una inscripción que inequívocamente hace referencia al pueblo que que adoraba YHWH (Yahveh, o Jehová, según las versiones bíblicas que consultes):

Aunque los restos de la ciudad se descubrieron en el siglo XIX, hasta hace 8 años no se comenzó a trabajar sobre ellos. El año pasado encontraron 5 cántaros aplastados, con los que trabajó la restauradora Adrienne Ganur. Eśta  encontró en uno de los trozos una “inscripción en tinta”, cosa rara para la época de los cántaros. Maś tarde, el profesor Christopher Rollston de la Universidad George Washington, que estudió la inscripción, informó que el texto contenía la palabra Lebenayau, o “perteneciente a Benayau”. Esto es: un nombre formado por la raíz Bana y la terminación teofórica “yahu”. La raiz Bana, tanto en hebreo como en otras lenguas semíticas, se refiere al concepto de edificio. Por otra parte, la terminación “yahu” que hace referencia a YHWH, el Dios, de los israelitas. Así, pues, un cántaro con una inscripción que podemos traducir como “perteneciente a la casa de Jehová”. Pocos pueblos de aquella época, salvo los súbditos de los reinos de Israel y Judá tendrían vasijas con referencias a Jehová.

Cierto que puede haber diversas razones que expliquen la existencia de una vasija con texto referente al Dios de los israelitas en la ciudad de Abel-beth-maachâ. Pero una de las más probables es que realmente la ciudad hubiese pertenecido al reino de Israel, lo cual hemos visto que está perfectamente corroborado en tres textos bíblicos.

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