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Confirmación arqueológica de la profecía de Jeremías sobre Jerusalén.

14.06.2022 00:00

Los contemporáneos de Jeremías vivieron el cumplimiento de la profecía sobre la desolación de Judá y la servidumbre a la que fue sometida por Nabucodonosor, así que pocas dudas tenían sobre las dotes del profeta. Nosotros, siglos después, y hasta no hace muchos años, sólo teníamos los escritos bíblicos y “La crónica de Nabucodonosor” como registros de los hechos que dieron cumplimiento a la profecía. Pero hace pocos años la arqueología ha encontrado evidencias del último de los lamentables desastres que padecieron los judíos a manos de Nabucodonsor actuando como instrumento de Jehová en la aplicación del correctivo aplicado a Su pueblo.

Hago un extracto de dicha profecía, que podéis leer completa en Jeremías 25:1-11.

 

La profecía de Jeremías

Palabra que vino a Jeremías acerca de todo el pueblo de Judá en el año cuarto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, el cual era el año primero de Nabucodonosor rey de Babilonia; la cual habló el profeta Jeremías a todo el pueblo de Judá y a todos los moradores de Jerusalén, diciendo: Desde el año trece de Josías hijo de Amón, rey de Judá, hasta este día, que son veintitrés años, ha venido a mí palabra de Jehová, y he hablado desde temprano y sin cesar; pero no oísteis.

[...]

Pero no me habéis oído, dice Jehová, para provocarme a ira con la obra de vuestras manos para mal vuestro.  Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: Por cuanto no habéis oído mis palabras, he aquí enviaré y tomaré a todas las tribus del norte, dice Jehová, y a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra esta tierra y contra sus moradores, y contra todas estas naciones en derredor; y los destruiré, y los pondré por escarnio y por burla y en desolación perpetua. Y haré que desaparezca de entre ellos la voz de gozo y la voz de alegría, la voz de desposado y la voz de desposada, ruido de molino y luz de lámpara. Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años. (Jeremías 25:1-11).

 

Como veis, ya al inicio del reinado de Nabucodonosor en Babilonia (cuarto año del reinado de Joacim), Jeremías arremete contra Judá y le anuncia la desolación de sus tierras y la servidumbre a la que serán sometidos por manos de Nabucodonosor, el cual sin él saberlo, actuaría como instrumento de Dios para el castigo disciplinario que reservaba para su pueblo. De ahí el apelativo de “mi siervo” aplicado a Nabucodonosor.

Entiendo que esta profecía fue declarada cuando Joacim aún era vasallo de los babilonios tras la victoria del aún príncipe Nabucodonosor contra Egipto y la toma de sus estados vasallos (año 605 antes de Cristo). Fue la osada sublevación de Joacim tras una posterior derrota de Nabucodonosor ante los egipcios la que desencadenó la respuesta de Nabucodonosor con un primer asedio de Jerusalén hacia el 597 AC, otro más largo y destructivo hacia el 587 AC y una definitiva asolación de la ciudad, con expoliación de riquezas, deportación de los habitantes y culminación con incendio de templo, palacios y casas a manos del Nabuzaradán, de la guardia de Nabucodonosor.

 

Los registros históricos del cumplimiento

Voy a centrarme en el texto del segundo libro de Reyes, pero también podéis en el segundo libro de Crónicas y en el libro de Jeremías. También hay referencia en la “Crónicas de Nabucodonosor”. Veamos lo que cuentan en 2ª de Reyes:

El vasallaje de Judá para con Egipto:

Entonces Faraón Necao puso por rey a Eliaquim hijo de Josías, en lugar de Josías su padre, y le cambió el nombre por el de Joacim; y tomó a Joacaz y lo llevó a Egipto, y murió allí. Y Joacim pagó a Faraón la plata y el oro; más hizo avaluar la tierra para dar el dinero conforme al mandamiento de Faraón, sacando la plata y el oro del pueblo de la tierra, de cada uno según la estimación de su hacienda, para darlo a Faraón Necao”. (2º Reyes 23:34-35

El vasallaje de Judá para con Babilonia:

En su tiempo subió en campaña Nabucodonosor rey de Babilonia. Joacim vino a ser su siervo por tres años, …”. (2º Reyes 24:1

La sublevación de Joacim:

… pero luego volvió y se rebeló contra él”. (2º Reyes 24:1

La respuesta de Nabucodonosor: primer asedio de Jerusalén:

Pero Jehová envió contra Joacim tropas de caldeos, tropas de sirios, tropas de moabitas y tropas de amonitas, los cuales envió contra Judá para que la destruyesen, conforme a la palabra de Jehová que había hablado por sus siervos los profetas. […] Y durmió Joacim con sus padres (murió durante el asedio), y reinó en su lugar Joaquín (o Jeconías) su hijo. […]  De dieciocho años era Joaquín cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén tres meses. […] Vino también Nabucodonosor rey de Babilonia contra la ciudad, cuando sus siervos la tenían sitiada. […] Y llevó en cautiverio a toda Jerusalén, …  excepto los pobres del pueblo de la tierra. […] Y el rey de Babilonia puso por rey en lugar de Joaquín a Matanías su tío, y le cambió el nombre por el de Sedequías”. (2º Reyes 24:2-17

La rebelión de Sedequías:

De veintiún años era Sedequías cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén once años. […] Y Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia”. (2º Reyes 24:18,20

La respuesta de Nabucodonosor: segundo asedio de Jerusalén:

Aconteció a los nueve años de su reinado, en el mes décimo, a los diez días del mes, que Nabucodonosor rey de Babilonia vino con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitió, y levantó torres contra ella alrededor.  Y estuvo la ciudad sitiada hasta el año undécimo del rey Sedequías. […]Abierta ya una brecha en el muro de la ciudad, huyeron de noche todos los hombres de guerra por el camino de la puerta que estaba entre los dos muros, junto a los huertos del rey, estando los caldeos alrededor de la ciudad; y el rey se fue por el camino del Arabá. Y el ejército de los caldeos siguió al rey, y lo apresó en las llanuras de Jericó, habiendo sido dispersado todo su ejército. Preso, pues, el rey, le trajeron al rey de Babilonia en Ribla, y pronunciaron contra él sentencia. Degollaron a los hijos de Sedequías en presencia suya, y a Sedequías le sacaron los ojos, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia”. (2º Reyes 25:1-7

La respuesta de Nabuconodosor: incendio, expolio y destierro:

En el mes quinto, a los siete días del mes, siendo el año diecinueve de Nabucodonosor rey de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán, capitán de la guardia, siervo del rey de Babilonia. Y quemó la casa de Jehová, y la casa del rey, y todas las casas de Jerusalén; y todas las casas de los príncipes quemó a fuego. […] Y a los del pueblo que habían quedado en la ciudad, a los que se habían pasado al rey de Babilonia, y a los que habían quedado de la gente común, los llevó cautivos Nabuzaradán, capitán de la guardia. Mas de los pobres de la tierra dejó Nabuzaradán, capitán de la guardia, para que labrasen las viñas y la tierra. […]... y llevaron el bronce a Babilonia. Llevaron también los calderos, las paletas, las despabiladeras, los cucharones, y todos los utensilios de bronce con que ministraban; incensarios, cuencos, los que de oro, en oro, y los que de plata, en plata; todo lo llevó el capitán de la guardia. Las dos columnas, un mar, y las basas que Salomón había hecho para la casa de Jehová; no fue posible pesar todo esto”. (2º Reyes 25:8-16

 

De todos los versículos he destacado el 25:9, pues es el que menciona un acontecimiento del que es factible esperar corroboración arqueológica: el incendio. Éste es el suceso al que me refería al inicio del post. Otros hechos ligados al cumplimiento de la profecía (batallas, expolio, derrumbes, destierro, …), aunque también pueden dejar trazas identificables por los arqueólogos, el rastro de los incendios es inconfundible: calcinación perfectamente identificable del resto del entorno.

 

El testimonio de la arqueología

Pues bien, Joe Uziel, de la IAA (Autoridad de Antigüedades de Israel), comunicó en la web del Instituto Weizmann  hace unos 5 años que en los trabajos desarrollados en el “Jerusalem Walls National Park” encontraron  huesos, estatuíllas, madera, semillas y vasijas cerámicas, todo cubierto de ceniza y con signos evidentes de combustión. Éste es el rastro al que aludía más arriba.

Sobre la correspondencia con la época de Jeremías y los reyes mencionados en este post, explicó Uziel que se pudo datar la antigüedad de los objetos gracias al sello de rosetón de las vasijas.

Según Uziel, estos sellos se usaron al final del periodo del primer templo de Jerusalén por los últimos reyes de Judea, justo antes de las deportaciones a Babilonia.

Así, pues, pocas dudas quedan respecto a la interpretación que pueda darse a estos restos arqueológicos. Indudablemente son los vestigios de aquel incendio que cerró el capítulo de lamentables acontecimientos profetizados por Jeremía en castigo a Judá por sus escarceos con dioses ajenos y su sordera a los avisos enviados por Jehová (Jeremía 25:4-9).

La noticia en antiquities.org.il (Enlazado el 10/06/2022)

 

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