¡Qué cosas se hacían antes!

¡Qué cosas se hacían antes!

^{(Una colaboración de Miguel Sanz)}

Caminaba como turista admirando las altas torres de la catedral cuando un lugareño me sacó de mi éxtasis espetándome: “¡qué cosas se hacían antes!, ¿eh?” Hubiera querido responder con aquello de “¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada” [1], exceso por mi parte del que no tuve oportunidad pues el buen hombre fue mucho más rápido y se alejó con una sonrrisilla satisfecha.

Una vez en el interior del templo seguí admirando las maravillosas vidrieras y poco más, la penumbra era insalvable. Me dirigí entonces hacia uno de los altares que tras su reja aparecía débilmente iluminado por una lamparilla miserable y, no sin sorpresa, pude distinguir cuatro o cinco personas arrodilladas con sincero fervor religioso, supongo, delante de una escena tallada, creada más para inspirar tristeza que otra cosa a juzgar por la expresión de los personajes y por las caras de sus devotos.

Me alejé rápido de allí. Se veía poco, pero no quise ver más.

¿Cómo es posible semejante ignorancia? ¿Por qué la religión persiste en violar el segundo mandamiento del Decálogo [2]  “no te harás imagen… no te inclinarás…” de forma tan flagrante? Recordé mi infancia cuando como a loritos se nos enseñaba a memorizar el catecismo: en él no figuraba el segundo mandamiento de la Ley de Moisés; alguien decidió suprimirlo y, en el colmo de la desfachatez, para disimular semejante atropello decidió reordenarlos y, dividiendo en dos el décimo… de nuevo teníamos diez. ¡Brillante!

En efecto, como me dijo el desconocido, qué cosas se hacían antes, las mismas que se hacen hoy y a las que se podría aplicar las palabras de Jesús: “hipócritas… bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición” [3] . O las de Pablo: “…muchos, que medran falsificando la Palabra de Dios” [4].

Nota del Promotor de BíblicaMente:

Cuando leí el artículo que me envió Miguel Sanz, el colaborador de los artículos de la sección "Gota a Gota", tuve unos momentos de titubeos y dudas.

Sí, porque BíblicaMente intenta mantener una linea de neutralidad respecto a las posturas de los diversos grupos que fundamentan sus creencias en la Biblia. Y esto es porque el objetivo principal consiste simplemente en promover el interés por la lectura y meditación de la Biblia. Aunque también debatir aquellas cuestiones que mantienen estrecha relación con ella, como son la existencia de Dios y la coherencia entre Biblia, ciencia, cultura y filosofía.

Pero por otra parte, no me parecía correcto silenciar un artículo que "rezuma" tanta Biblia y que trata una cuestión que a mí mismo me ha llamado la atención en más de una ocasión.

También consideré el hecho de que una cuestión "tan de nuestro contexto" (me refiero a España y Latinoamérica) sea confrontada con el texto bíblico tiene aspectos positivos. En el fondo, es un buen acicate para que esos temas que tradicionalmente se han dejado para los "doctores" sean contrastados personalmente con los textos bíblicos. Y es que, además, la jerarquía católica va en la misma línea de promoción de la lectura bíblica (Véanse las noticias etiquetadas con "Promoción Biblia Católica").

Así, pues, decidí publicarlo confiando que el artículo, en vez de resultar ofensivo desde una perspectiva católica, resulte más bien estimulante y provocador, en el buen sentido. Y ese buen sentido no es otro que el de desempolvar la Biblia y convertirla, también en nuestro contexto, no solo un "best seller" por ventas, sino también por lecturas.

Por otra parte, queda abierta la posibilidad de réplica a través de la sección de comentarios que se encuentra debajo del artículo. Incluso las páginas de BiblicaMente quedan abiertas para todo aquel que desee enviar cualquier artículo que matice los textos bíblicos sobre imágenes bajo otra perspectiva diferente a la de Miguel Sanz.

Ir al inicio de este artículo.